viaje a la locura


El chofer muy cordialmente daba la bienvenida a los pasajeros. El bus con destino a su pueblo natal era algo que había estado esperando hace ya varios meses. Al subir al bus podía visualizar el pasillo y así buscar su respectivo asiento. Con el pasar de los minutos la capacidad de la máquina iba completándose. El motor rugía e indicaba el comienzo de la travesía. Cada pasajero abrochaba sus cinturones y algunos trataban de capear el frío sobándose las manos y cruzando sus brazos alrededor del cuerpo para calentarse.

 

        El viaje tomaba unas 3 horas y la mayoría conversaba mientras observaban al frío e inhóspito paisaje por la ventanilla. Ignacio sólo se limitaba a escuchar música y relajarse con las melodías procedentes de sus canciones favoritas. Desempañó la ventana usando la manga de su chaqueta, y al hacer esto pudo ver el reflejo del rostro de la persona sentada junto a él. Volteó la vista y un hombre de unos 40 años lo miró de reojo. Su capucha tapaba parte de su cara, pero podía ver una nariz aguileña con grandes poros. Ignacio no le dio importancia y se recostó en su asiento con la cabeza volteada, ladeada hacia el cristal, para dormir un rato.

 

PARALELO 1

 

        Cuando despertó pudo ver al auxiliar del bus regañando al tipo junto a él. Extrañado preguntó lo que pasaba, y su sorpresa fue tal que su corazón comenzó a latir bruscamente. Ignacio tapaba su boca y lágrimas corrían por sus mejillas al ver semejante horror. De a poco los demás pasajeros empezaban a entrar en pánico y pedir al chofer que detenga el bus.

 

        Se sintió un gran sacudón cuando se detuvieron y el auxiliar cayó en el pasillo bañándose en la sangre que corría en su sweater. El tipo junto a Ignacio se levantó de su asiento y trató de caminar hacia la puerta de salida. En desesperación un sujeto trató de tomar al hombre por la chaqueta pero fue golpeado duramente con un puñetazo. Al llegar a la puerta del chofer se dio vuelta y sacó su chaqueta para revelar su identidad. Pelo enmarañado, rostro con barba larga, que cubría todo su cuello, y cuerpo delgado pero atlético. La gente miraba aterrorizada cuando vieron que de su bolsillo sobresalía una botella de plástico con un líquido verdoso. Comenzó a gritar y a rociar el contenido por todo el bus. La gente se empapó con el líquido y empezaron a arañarse y golpearse a sí mismos. Era un caos lo que sucedía, y ya nadie podía hacer nada, ya que la muerte de a poco se los llevaba. En esos minutos el frío del exterior era menos helado que en el interior de esa máquina que se convertía lentamente en una funeraria. La sangre corría por el piso y ya el color rojo adornaba el bus.

 

PARALELO 2

       

        Cuando Ignacio despertó buscó en su bolsillo sus medicinas como hacía cada día. Al no encontrarlas, su cabeza se atrapó en sus pensamientos. Recordó al ser perdido y desinhibido dentro de él, al verse en el reflejo de la ventanilla.

 

        El auxiliar del bus le pidió su boleto, pero en vez de eso recibió una puñalada directo a su corazón desplomándose en el pasillo del bus, bañándose en su propia sangre y provocando el pánico en la gente. Junto a él el asiento que nadie había comprado.

 

        Cuando se acercó a la puerta del chofer, abrió su chaqueta y esparció, sobre la gente, el líquido verdoso. La gente se comenzó a golpear, arañar, morder y autodestruirse hasta quedar moribundos en sus asientos de clase ejecutiva. Ignacio salió del bus desnudado cubierto en sangre para tenderse en el pasto congelado y morir en aquel invierno sádico.

 

        Sobre el asiento 15 el boleto con destino a su ciudad natal manchado con sangre yacía abandonado y esperando llegar a donde nunca se iría. En la ventanilla empañada se leía: “Lo siento”.  


                                        -Pablo trujillo-

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Comentarios: 2
  • #1

    Pablo Trujillo (viernes, 03 julio 2015 22:16)

    - Bastante locura - nadie sabe lo que puede ocurrir en cualquier momento.

  • #2

    Yulia (martes, 05 julio 2022 11:12)

    ¡Estimado Pablo!

    ¡Esta historia me asombra totalmente! Ahora pienso que eso de verdad podría haber ocurrido. Tu imaginación un día te llevara al infinito.

    Muchas gracias!

    Saludos,

    Yulia