MíRAME AHORA



      Cuando la joven muchacha compró su celular de última generación, nunca creyó que todo cambiaría. Su rostro era perfecto, ya que sus ojos marrones y facciones de muñeca lograban grandes comentarios en las redes sociales. Los pixeles que lograba la cámara de su móvil eran de ensueño, por lo tanto su popularidad iba en aumento. En la playa, en su dormitorio, en el colegio, cenas familiares, y hasta en el baño. No importaba en donde estuviera, simplemente una fotografía suya en facebook inspiraba la admiración de todo aquel que las veía. Obviamente la envidia de algunos no era de ignorar.

        En un día de verano, Mariela se paseaba por la plaza de su pueblo. Era la perfecta ocasión para auto fotografiarse, cuando una gitana le habló. Le preguntó si quería conversar y ver su suerte. Reaciamente se sentó en la banca para escuchar a la mujer, que usaba la típica ropa de gitana. Ella tomó su mano y con su dedo índice le iba trazando las líneas de la palma. Mariela miraba a la mujer un tanto incrédula, con una sonrisa burlona en su rostro.

—Creo que ya es hora de irme—dijo Mariela, aunque sabía que no tenía planes concretos.

—Espera mujer, no puedes irte tan pronto

—Mi madre me está esperando para almorzar.

—Primero debes pagarme—con una mirada profunda.

 

        Mariela rehusó a pagarle y se paró bruscamente. Caminó rápidamente hacia la esquina para cruzar tratando de no voltear. Podía escuchar los insultos y quejas de la gitana. Poco le importó, ya que no creía en las maldiciones. Al menos hasta ese momento.

 

        Cuando llegó a su habitación y se recostó en su cama, metió la mano en su cartera para sacar su celular. La búsqueda era en vano. Había desaparecido. Tomó su cabello en agonía, y no podía creer lo tonta que había sido al dejar que la mujer la convenciera de acceder a la quiromancia. Era obvio que la gitana lo tenía.

 

        Salió de su casa al día siguiente confiada en recuperar su celular. Cuando llegó nuevamente a la plaza, vio a la gitana a lo lejos. Corrió hacia ella y la encaró. Ella le pidió dinero a cambio del móvil. Ingenuamente le entregó una suma importante de dinero. Cuando recuperó su artefacto, volvió a su hogar y lo revisó. Las fotos de su celular habían sido eliminadas. Sólo había una que antes no estaba. Se trataba de una escritura en letras pequeñas. Le hizo un acercamiento y leyó en voz alta:

 

        “Linda era, horrible seré. Por tal vanidad que he encarnado, mi maldición ha llegado”

 

        Un viento frio la atrapó y desmayada cayó en la alfombra de su dormitorio.

 

        Cuando despertó fue al baño y se quiso lavar el rostro, pero volvió a desmayarse al ver el impacto de la maldición reflejado en el espejo. 


                                         -pablo trujillo-

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Comentarios: 6
  • #1

    miłosne rytuały (lunes, 21 noviembre 2016 04:01)

    monopolise

  • #2

    nagie laski (jueves, 24 noviembre 2016 23:07)

    skibus

  • #3

    uroki miłosne (viernes, 25 noviembre 2016 11:53)

    pozahaczawszy

  • #4

    anonse dziwki (lunes, 04 septiembre 2017 08:33)

    pelur

  • #5

    zobacz ogłoszenie (martes, 05 septiembre 2017 07:35)

    kantyna

  • #6

    Yulia (martes, 05 julio 2022 10:52)

    Pablo,

    Ha sido un placer leer esta historia, independiente de si el lector cree en la maldición o no. Si tener en cuenta uno de los aspectos sociales, veo que un estereotipo forma parte de esta historia. El problema es cuando los estereotipos sustituyen o impiden conocer la realidad, pero ese no es el caso, ya que tu como autor no nos proporcionas una historia real sino, una historia de ficción. Muchas gracias por el buen trabajo!

    Saludos,

    Yulia