PASEO EN DOS RUEDAS


 

Era típico que Bárbara y Pedro salieran a pasear en sus bicicletas cada tarde de viernes. Los dos eran jóvenes de secundaria y siempre se sentaban juntos en el salón de clases. Nadie ni nada podía separarlos, y era frecuente que sus compañeros los molestaran. En vez de enojarse ellos sólo reían sin hacer caso. Los dos creían que su amistad era única y que la envidia provocaba tristeza en los estudiantes menos sociables. 

 

Luis  siempre se sentaba al fondo de la sala. Su apariencia era intimidante para muchos, y eso alejaba a los posibles futuros amigos. La cosa era simple, evitar lo evitable. Cuando había una actividad grupal tenía que trabajar con la profesora. Eso causaba la burla de todos.

       

Una tarde de viernes, cuando la clase finalizó, Pedro tomó su bicicleta y pedaleó junto a Bárbara a través de los pocos vehículos que transitaban a esa hora en el pequeño pueblo. Por otro lado, Luis vivía a 10 minutos del colegio y siempre lo hacía a pie. A él le encantaba sentir la brisa de la tarde de viernes justo después de terminar la escuela. Mientras todos retornaban en grupos o parejas a sus destinos él imaginaba y pensaba en solitario quien sabe qué cosa.

 

Pedro vio a lo lejos la mochila de Luis y sintió un poco de lástima. Así que Frenaron sus bicicletas y trataron de charlar con él, quien estaba asombrado por tal gesto de amabilidad.

 

—Oye Luis—dijo Pedro— ¿tienes una bicicleta?

—Sí, tengo dos—nervioso exclamó—pero no se andar.

—Eso no es problema, ¡podemos enseñarte!, ¿cierto Pedro?

—Sí, de todas maneras.

       

Se dirigieron a la casa de Luis. Iba muy callado y casi ni miraba a Bárbara. Pedro solía ser un tipo simpático y amable, así que se relajo y tomó confianza de a poco. Cuando llegaron a su destino un perro pequeño mestizo salió a saludar a Luis y entraron al hogar. Sus padres no estaban, así que Pedro y Bárbara quedaron sentados en el sillón de cuero esperando a que el anfitrión trajera su bicicleta. Pasaron 10 minutos y no aparecía. Ya se estaban impacientando y fueron al patio trasero, donde se escuchaban sonidos de gemidos y llantos. Al fondo del lugar había una escalera que llegaba a un subterráneo. Como ambos eran curiosos decidieron bajar, y así jamás regresar. 


 -Pablo Trujillo-


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Comentarios: 3
  • #1

    Phil veloso (jueves, 07 mayo 2015 06:31)

    It's getting better and better

  • #2

    Yulia (martes, 05 julio 2022 09:42)

    ¡Estimado Pablo!

    Considero que esta historia es muy misteriosa e inspiradora. Lo bueno que tiene es que siempre esta presente el misterio. Nunca se sabe cómo realmente se acaba la historia. Y esa manera de proporcionarla así– me encanta. Ya que nos ofreces la oportunidad de desarrollar nuestra propia imaginación. Debido a la naturaleza, carácter y unas experiencias del pasado de cada uno, esta historia tendrá miles de finales. Todo depende de lo siguiente - hasta donde llegara la imaginación de cada uno.

    Saludos,

    Yulia

  • #3

    Yulia (martes, 05 julio 2022 16:33)

    ¡Estimado Pablo!

    Considero que esta historia es muy misteriosa e inspiradora. Lo bueno que tiene es que siempre esta presente el misterio. Nunca se sabe cómo realmente se acaba la historia. Y esa manera de proporcionarla así– me encanta. Ya que nos ofreces la oportunidad de desarrollar nuestra propia imaginación. Debido a la naturaleza, carácter y unas experiencias del pasado de cada uno, esta historia tendrá miles de finales. Todo depende de lo siguiente hasta donde llegara la imaginación de cada uno.

    Saludos

    Yulia